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domingo, 11 de diciembre de 2011

La aventura de los extremeños en América




Hoy domingo han concluido en Cáceres, siguiendo la ruta turístico cultural de Nicolás de Ovando tres jornadas en Las Brozas y Alcántara dedicadas a la aventura de los extremeños en América, como homenaje al V centenario de este personaje, quien llegó a ser el primer gobernador en las Indias, fallecido el 29 de mayo de1511en Sevilla. Han organizado estas jornadas el Ayuntamiento en colaboración con la Asociación para la Defensa del Patrimonio de Brozas, que preside Felicísimo García, y financiado la Diputación de Cáceres.

La conferencia inaugural corrió cargo del escritor extremeño Jesús Sánchez Adalid, de quien ahora mismo estoy leyendo su libro “La luz del Oriente”. Jesús explicó al auditorio cómo era la labor que algunos extremeños realizaron en América en tiempos de Felipe II, citando en alguna de sus obras de dicción, a un brocense, Pedro Gutiérrez Flores, que llegó a ser presidente de la Casa de Contratación de Sevilla. Durante el posterior coloquio fue preguntado cómo los novelistas pueden deformar la historia con sus novela o bien hacerla más llevadera para los menos interesados por esta rama de la ciencia. Su respuesta fue clara: Hay que novelar, sin desvirtuar el pasado, eligiendo para sus protagonistas a personajes secundarios y narrar hechos que tengan, al menos más de 100 años, para poder consultar fuentes objetivas.

El historiador Esteban Mira Caballos, profesor en el Instituto “Mariano Barbacid”, de Solana de los Barros, quien ya participó en algunas jornadas que un servidor organizó años atrás dedicadas a Ovando, contó la obra de Nicolás de Ovando con una mirada crítica desde el siglo XXI, denunciando cómo por seguir la ley y las órdenes reales, el gobernador segó miles de vidas de indios taínos en los campos de batalla o bien en las minas para sacar el oro y posteriormente como criados al servicio de los encomenderos españoles.

El profesor de Historia Moderna de la Universidad de Extremadura, Juan Pablo Blanco, habló de Extremadura y los extremeños en los umbrales del siglo XVI, argumentando que mientras que Alcántara fue decayendo tras dejar la Orden Militar la sede del conventual de San Benito, otras poblaciones cercanas como Las Brozas o Valencia de Alcántara subieron en número de habitantes y de riqueza por dedicarse a otras actividades económicas más rentables, como puede ser la ganadería. En el campo estricto de la vida del homenajeado Nicolás de Ovando llegó a decir que tal vez reconociese más Extremadura como una unidad de paisaje, antes que un territorio administrativamente uniforme.

El tercer conferenciante fue un servidor, quien como cronista oficial de la villa, quise mostrar a los 40 broceños que estaban en el auditorio de las Comendadoras la labor que realizó Ovando en Santo Domingo, ciudad que el paisano gobernador refundó en 1502 y cuyo centro colonial ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En otro artículo posterior desarrollaré un poco más el tema.

Cerró las jornadas, el organizador de las mismas con una ponencia que ya había presentado en los Coloquios Históricos de Extremadura, en Trujillo, descubriendo a un broceño que pasó a poblar la zona este de Venezuela y tras ser prisionero de los ingleses, fue a vivir a las altas montañas del Perú. Se trata de Francisco Flores Gutiérrez, primo del que fuera presidente de la Casa de Contratación, Pedro Gutiérrez Flores.

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